Desde hace muchos años, o prácticamente nunca se había visto una ciudad así, tan silenciosa por la ausencia de autos, que ahora intentan buscar una calle que no esté bloqueada para transitar libremente por la ciudad que está en boca del mundo. En la tarde uno se siente muy relajado por todo el ruido y el humo contaminante que ya no fastidia más, en las calles la gente camina como si fuera un domingo familiar, uno no está preocupado al cruzar las calles y ver si viene una combi a toda velocidad o algún otro auto loco con ganas al parecer de atropellar.
Empezó la noche, son las ocho en las calles, y en las esquinas, toda intersección de la plazuela esta con una barrera de piedras que obstaculizan el pazo a prácticamente todo vehículo motorizado que intenta ganar algo de dinero en estos días difíciles, un grupo de unas diez personas entre ronderos , algunas señoras y jóvenes intentan cerrar el paso a ese conductor y su mototaxi que quiere burlar una de las barreras de la calle Mártires de Uchuracay una de las entradas a la plazuela Bolognesi, se escucha mientras agitan sus manos con una binza, ‘’estamos reclamando por todos ¿o usted, no toma agua?’’, otros solo gritan y silban, la gente que está por ahí cerca pasa mirando, es fácil escuchar esos gritos ya que el sonido de los autos está prácticamente eliminado, la larga avenida está muy solitaria, y las personas que suben o bajan solo hablan del problema que está ocurriendo en la ciudad, uno llega a su casa y los noticieros hablan de eso, las radios colgadas en el cuello algunas personas que han venido de muchas provincias solo escuchan comunicados y atentos chacchan su coca, envueltos con sus ponchos.
Metros más allá hay otro grupo mucho mayor se nota la gran cantidad, uno de los dirigentes de las rondas urbanas del sector 18 comenta la gente, está liderando en este lugar Grabiel Gonzales, el cómo casi la mayoría espera la cena que varias mujeres preparan en una gran olla en medio de la pista. Con su bolo en la boca únicamente habla del problema en curso de nuestra ciudad, el frio no es un motivo para no aguantar toda la noche que servirá de preparación. Esperan el día siguiente, han llegado de muchas partes y quieren hacerse escuchar dicen. Las risas de algunos mostrando sus dientes verdes, muestra su alegría y no aparentan preocupación por lo que les pueda pasar, los carteles con frases que ya se hicieron famosas están por todos lados.
Por las mañanas los helicópteros hacen parecer nuestra ciudad un campo donde la guerra ha dejado mucha basura de consecuencia, todo cerrado y en las calles solo gente que reclama lo que dicen ser sagrado, pronuncian al presidente y le reclaman recordando las promesas hechas en campaña. El caldo verde ya está casi listo, una gran cantidad de papa y todos los ingredientes que posee hacen pensar lo raro ¿de dónde consiguieron tanta comida si los mercados están cerrados? A pesar de eso todos esperan como una gran familia por cenar, hasta algunos niños que acompañan a sus padres en esta noche en la que aunque no parece pero se nota la tensión en las personas.
Otro auto intenta burlar la barrera que se ha puesto en las entradas a la plazuela esta vez es por la avenida los héroes, un pequeño grupo nuevamente con silbidos y gritos van a detener el paso, pero al poner resistencia, intentan golpear su auto, finalmente logra pasar, al parecer es alguna autoridad o camioneta oficial de alguien, pasa y se pierde rápidamente en la nada transitada avenida, mientras una persona habla casi perfectamente sombre el problema en cuestión, otras se abrigan más algunos cerca del fuego, otros con coca meditan y conversan con su radio en cuello prendida, algo es seguro, la gente está harta y decidida a hacer lo que pueda para hacerse escuchar y respetar de tanta promesa no cumplida.
Por: Danton Zafra Quiliche
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