La primera ves que lo vi fue en frete de la puerta de un bar, bueno no era simplemente un bar, era un Naiclub, yo venia de una pollada a rematar la borrachera a las 11.30 de la noche. Ásta ese entonces no conocía a “NINO”, así lo llamaban, era una persona alta, corpulenta, de un metro ochenta de estatura, de pelo largo y aunque cause admiración bestia bien. Esa noche lo conocí por un amigo, se conocían hace ya tiempo y entre copas y más copas solo contaban los hechos desde que no se veían. Se llamaba Marino (NINO) y era primo de los famosísimos Camilos de Cajamarca, asta ese momento yo no conocía a esas lacras de personas. Me hice muy amigo de NINO, y siempre que podía lo visitaba en la casa de su abuelo, para que me cuente algunas anécdotas y cosas que acostumbraba hacer por las noches que salía.
Recuerdo bien, fue una tarde de sábado cuando me llamo y me dijo que bajara a su cuadra, que me enseñaría a boxear, NINO, a pesar de todo, es una persona con estudios, ha estudiado en el SENATI, asta se dio el lujo de aprender el deporte de Bale Todo (en una academia privada de su amigo, pagando 120 soles, mensuales) y hoy tiene un taller de mecánica por la paz, no sé si será legal, pero al menos tiene algo en que ocuparse. Esa tarde me presento a su primo Edward, un pata casi de su talla, pero más joven que él. Sin tardar me dijo que Edward me enseñaría un par de movimientos y así fue, yo me puse los guantes y su primo igual, luego de la practica era obvio que tomaríamos.
Esa tarde Edward se fue, me quede con NINO y me seguía contando lo que había hecho años atrás, antes de conocerlo. NINO es una de esas personas que si alguien le dice algo, él sin demora alguna responde sumamente alterado; estábamos sentados frente a la tienda de su abuelo tomando mientras me contaba el porque estuvo en la cárcel: le metí un plomazo a un pata. Me dijo. Rellenaba su vaso de cerveza mientras miraba hacia el suelo, no puedo asegurar si en ese momento se arrepentía de lo que me contaría, creo que habíamos tomado buena confianza, como para llegar hasta este tema.
Mientras tomaba el vaso de cerveza miraba las rejas que cubría la puerta de la tienda de su abuelo; era obvio que le recordaba a la cárcel. Una noche en una chilla con un grupo de otro barrio, él le disparo a un pata sin temor alguno, mira el vaso, como contemplándolo y dice que esa noche en ves de correr, luego de dispararle al sujeto, él se quedo mirando el cuerpo; no se veía muy contento que digamos; contaba, que nunca olvidara ese momento, pues siempre recuerda como sangraba el cuerpo tirado en la pista. Es irónico, Marino, una de esas personas que la ley repudia, siempre le he conocido a sus enamoras y todas policías, asta se ha dado el lujo de que lo saquen del calabozo cada ves que iba de visita. Tiene una hija que es su adoración, un hermanito de 4 años, que cada ves que se emborracha llora con él, una madre que sabe como ponerlo en su lugar y una hermana que le sabe todas.
Esa tarde nos quedamos un buen rato, entre risas y nada de arrepentimiento, me decía que había vivido bien su vida, que de repente no fue lo que su familia quería para él, pero que se sentía bien y eso le importaba más. Después de siete botellas de cerveza le dije que tenía que irme, le di algo para poder pagar a medias. Me levante de la vereda y con un apretón de manos me despedí, mientras trataba de doblar la esquina, volteé la mirada y NINO aun seguía tomando el ultimo vaso de cerveza que quedaba. Ya no lo veo tan seguido, la última vez lo vi con su carro, me dijo que estaba bien, que le iba bien con su taller y que lo visitase, porque uno no sabe cuando será el último día de su vida.
Billy_0117@hotmail.com
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