domingo, 20 de noviembre de 2011

LA CAPTURA DE ATAHUALPA, UNA NUEVA VISIÓN



La Shicuana es uno de los ingresos naturales del majestuoso valle de Cajamarca y desde él  se divisa toda la belleza del territorio cajamarquino: la impresionante variedad de verdes  por la combinación de los extensos pastizales junto los nativos sauces y molles,  se conjugan alegremente con los imponentes eucaliptos australianos y las españolísimas retamas de amarillas flores.
Es un espectáculo grato para los ojos de cualquier espectador, que de pronto se impresiona con lo que en primera instancia le pareció a Catequil (dios principal de la cultura Caxa) en su primera visita, un gran incendio en los albores del día, y no pasó de ser las inmensas fumarolas que en el frío amanecer irrumpían en el cielo cajamarquino, eran las columnas de vapor de Nina Yacu, los más grandes manantiales de aguas calientes del país, allí llegaban los soberanos del imperio Inca para reponer fuerzas luego de sus épicas conquistas y por eso actualmente se le cambio el nombre por el de Baños del Inca.
Fue desde allí que salió libre Atahualpa para nunca más regresar, fue el último lugar en el que ejerció su soberana y divina autoridad. Luego caería infantilmente en las garras de la ambición ibérica, nunca más recuperaría su majestuosa soberanía, el haber considerado inofensivos seres extraños a los aventureros de allende el océano, provocó no solo la pérdida de sus atributos, significó también la caída y destrucción del imperio inca, el imperio más grande de la tierra en esos momentos de la historia.
Se dice que cuando Pizarro y sus 168 hombres hollaron el paso de la Shicuana, más de uno humedeció las pantalonetas que en ese tiempo usaban, eran tan solo 168 mal trajeados guerreros que llegaban luego de más de un año de travesías que los habían colocado al borde de la inanición. Sus exhaustos cuerpos caminaban por la voluntad que les proporcionaba su desmedida ambición por el ansiado dorado, pero el estado de su anatomía y el de su vestimenta era deplorable.
Extrañamente, esa falta de imagen de poderío, a la que extrañamente apelan en forma recurrente quienes han “hecho y escrito” la historia peruana y de Cajamarca en particular, es la que les permitiría capturar fácilmente al soberano inca. Éste se hallaba plenamente informado por sus ágiles y rápidos chasquis, del avance y penurias del “ejercito” español.
Encontrarse frente a un inmenso ejército de guerreros en plena actividad, estimado en 40,000 combatientes por unos y en 80,000 por otros, arrojaba una proporción aproximada de 500 a 1 en el mejor de los casos, y de 250 a 1 en el escenario más pesimista. Considerando que los conquistadores no solo carecían de cañones, según los documentos de embarque en Panamá que obran en la Relación de España, tampoco tenían en su poder los estruendosos arcabuces. Según los documentos en mención, eran propietarios tan solo de dos vetustos y lentos mosquetes, los cuales para ser accionados, requerían de encender una mecha y esperar pacientemente que esta se agotase para recién hacer explosión y enviar el ansiado proyectil al blanco escogido.
Extrañamente, repito, fue la falta de fortaleza y no el gran desfase tecnológico el que iba a provocar la caída del imperio incaico. Fue el exceso de confianza del Inca Atahualpa ante el que consideraba “desvalido” grupo de extraños seres de allende los mares, lo que iba a permitir que este encuentro de dos mundos diferentes, generase una nueva cultura que cambiaría la historia.
Más importante que el arribo de los españoles significaba para Atahualpa la captura de Huáscar. Luego de tener conocimiento de la llegada de los españoles al valle cajamarquino por la Shicuana y tomar la decisión de atenderlos al día siguiente, llegaron a Nina Yacu la importantísima información de que uno de los generales ecuatorianos de Atahualpa había tomado prisionero a Huáscar, hermano y rival de Atahualpa. Esto suponía el fin de una etapa de zozobra en el largo y duro camino emprendido por el soberano ecuatoriano en busca del cetro inca. Ahora podría disfrutar de las mieles del triunfo y la comida y bebida abundó esa noche en el campamento de Pulltumarca.
El día había despuntando hacía rato cuando las brumas aún no se despejaban de la mente de Atahualpa, recordaba que había prometido visitar a los extraños intrusos, pero los excesos de la noche anterior  le impedían incorporarse. Ya los visitaría al medio día.
Luego de ingerir abundante  alimento y acompañarlo con abundante chicha, se encaminó hacia el otro extremo del valle. La gran plaza de Cashamarca sería el escenario del alegre y vistoso recibimiento que les ofrecería a sus intrusos visitantes. Había dispuesto que sus guerreros continuasen acampando en Nina Yacu y él se haría acompañar por algunos sacerdotes  y por los integrantes de sus grupos de música y danza. Finalmente los intrusos no representaban peligro alguno para su reino, la principal amenaza había sido eliminada el día anterior cuando sus raudos chasquis le comunicaron de la captura de Huáscar.
La nueva ingesta de comida y bebida habían logrado hacer efecto en Atahualpa, la “resaca” de la noche anterior y la opulencia del almuerzo habían hecho estragos en el. A mitad de camino entre Nina Yacu y Cashamarca, ordenó detener la comitiva para poder descansar un momento, la visita no revestía urgencia alguna y bien podía esperar algunos minutos de reposo que le permitiese reponer fuerzas y la cordura.
Cuando abrió los ojos, observó que su padre Inti estaba cerca del horizonte y no tardaría en ocultarse. Dio la orden de avanzar hasta la ciudadela de Cashamarca, debía resolver esta visita rápidamente y regresar a sus aposentos. Esta fue la última decisión soberana y en libertad que tomaría el último inca.          Luego vendrían los acontecimientos por todos conocidos, pero sin el aspaviento de los libros de texto contando historias de editoriales ibéricas que deseaban engrandecer la epopeya española, allí no hubieron cañones ni planes estratégicos de conquista,  sino tan solo dos vetustos arcabuces y  caballos descritos como monstruosos centauros por los habitantes nativos. Los caxas  ya habían escuchado de ellos y sabían que eran como sus llamas, un poco más grandes, pero que en lugar de colocarles carga para que la transportase, se colocaban ellos mismos.
Fue la decisión de Atahualpa de recibirlos con una comitiva artística y no con su ejército lo que permitió su captura y fin de su imperio, y no la majestuosidad de la tecnología occidental lo que permitió la conquista del imperio incaico por los españoles. De esta manera se puso fin a un gran imperio, el más grande de su época. De esta manera también, se daba inicio a una nueva nación, a una nueva república. A una nueva cultura. En Cajamarca nacerían los primeros mestizos, los primeros cholos….. los primeros peruanos.

                                                                              Maria Virginia Puente Barón

viernes, 18 de noviembre de 2011

EL CANILLITA

 Alguien debió decirlo: “solo eres poderoso si otros hombres te toman por superior”

La camioneta negra vuelve a aparecer. Se detiene a un costado de la calle transitable de Leguía. De ella baja un hombre alto y robusto, de ropa oscura. Del edificio de enfrente, de dos pisos, en cuya fachada con letras doradas lleva el nombre del medio de comunicación: “TURBO MIX”, emerge el hombre cuya tibia despedida hacia tres minutos rezó de forma equivoca: “Muy buenas tardes Cajamarca, Marco Bonifacio, el hombre más odiado de Cajamarca les dice adiós, todo lo que me deseen, Dios les pueda multiplicar”. En ese momento de la despedida, en el restaurant, la gente había vuelto definitivamente la mirada hacia sus platos, todos estaban prendidos del pequeño televisor suspendido en la pared, y solo la mesera era la que hacía caso omiso de lo que se trasmitía.
El hombre de estatura mediana, de cuerpo ancho, cara morena y de facciones toscas, con el pelo negro un poco largo que le cae sobre la frente y pondera su nariz aguileña, cruza la pista escoltado por otros tres hombres vestidos de ropa opaca, semejante al hombre de la camioneta. Antes de que yo diga algo al “hombre más odiado de Cajamarca”, uno de sus protectores, el más alto y robusto, me detiene: “Se encuentra todavía mal, otro día mejor, todavía está reponiéndose”. Yo trato, otra vez, de explicar el asunto que me convoca, pero aquel a quien he venido a entrevistar, se apresura a entrar en la camioneta haciendo un gesto indiferente y a la vez de incomodidad. Todos los hombres, de pronto, en un abrir y cerrar de ojos se encuentran dentro de la camioneta, la cual arranca nerviosa y se pierde al final de la inclinada vía de Leguía por efecto de una bifurcación de calles.
Cruzo al otro lado de la calle, atento a la ocasión de ver salir gente por la misma puerta por la que salió aquel de aspecto pálido, al que le llaman “defensor del pueblo”.
-Disculpen, ¿El señor Marco Bonifacio?
“Ya se fue, ahorita acaba de irse”, solo contesta el tipo que se coloca tras la hoja de la puerta, con una niña entre sus manos que apenas parece empezar a caminar; los otros, todavía muchachos, quienes me observaron  con desconfianza al principio, se alejan mirándome sin interés. Pregunto por su número telefónico, no hay esperanzas. “Es privado amigo, tiene muchos riesgos, recibe muchas amenazas”.
-¿Cómo lo puedo ubicar?
El hombre al parecer no halla amenaza en mi persona; tras examinarme con una mirada rápida, pero escrupulosa, me dice con voz tranquila: “venga a las ocho, a esa hora empieza su programa  El Patíbulo”. Escuchar el nombre del programa nocturno me hace recordar el chisme del populacho: “El Canillita antes era otro señor, hace tiempo, y dicen que ahora está por otro sitio, a ese señor lo violaron, y fue amenazado de muerte, también dicen que por allá está haciendo un programa como aquí hacía; es que meterse con la mina es fregau, por eso se fue”.
Hay muchas especulaciones sobre esto. El canillita al final de cuentas no es una persona, es solo el nombre de un programa, antaño solo radial, y ahora también televisivo. No me queda nada más. Doy media vuelta recordado cómo había buscado información desde la mañana, buscando datos  extras, algo pequeño que me llevara a algo grande. Y también aparece en mi memoria la cara de la mesera del restaurant.
Es muy temprano. Apenas se abre la oficina de atención al público y yo me hallaba frente a una señorita que, ni bien me oye pronunciar el nombre “Willy”, nombre del dueño del medio, y me dice esta en reunión, muy ocupado joven, no lo va atender.  Necesito saber cómo se inició este programa de El Canillita, por eso he venido muy temprano, cuántas personas pasaron por él, qué fue de ellos, y en especial, toda la información sobre éste último, que según sé es chinchano, eso le gusta decir por el programa: “con mucho orgullo señores”, luego añade: “pero me siento cajamarquino, y saco la cara por toda mi gente”.
Insisto en quedarme, y es cuando de pronto el propio señor Willy, más conocido como “fantasmita”, aparece en la oficina, la señorita me hace eco: “Señor, aquí el joven le busca, quiere información”. No dice nada, de tras de la mesa de oficina la señorita entiende el gesto mudo que hace aquel: Caminar en silencio hacia el ángulo del recinto donde curvado teclea sin ganas y simula mirar la pantalla de la computadora. En voz baja, como rogándome, la señorita me dice: “está ocupado joven, no pude atenderle”. Me pongo de pie, señor Willy, puede atenderme un momento, es sobre el programa El Canillita. Aquel hombre de cabellos crespos y cara redonda, me mira, se despega de la computadora, viene hacia mí, me da la mano, y dice no tengo ningún tipo de información, nada que informar, y finalmente se retira. Salgo de allí pensando qué más puedo hacer.
Frente a la casa del señor Eleuterio Chávez, en la calle Contamana, atiborrado de puestos comerciales, se hallan los negocios de fruta, verduras, cebollas, menestras, Etc. La dueña del puestito de verduras, ensaladas y lo que ella llama especierías a todos los tipos de condimentos molidos y ajís, opina: “El señor canillita habla lo justo, habla lo que es”. Es gracias a esta mujer que llego a la vivienda del señor Eleuterio, donde antes radicaba Turbo Mix, y la que me informa que el “fantasmita” es yerno de tal señor.
“Ocupaba el  segundo y tercer piso”, me dice luego este señor refiriéndose a la empresa de difusión de su yerno. Al principio, cuando pregunté por él, se mostró esquivo, tras un estante vidriado pareció esconderse haciéndose de arreglar: “No sé, cuatro años creo estuvo aquí, no me acuerdo, no tengo idea”. La tienda es variada, hay peluches al fondo, a un costado artículos domésticos, y en los estantes, golosinas, galletas, etc. A pesar de la compra de un beso de moza, el señor no quiere decir más: “Todo eso tiene que preguntarle a él personalmente, él es el único que le puede decir las cosas”. No hay remedio, al menos me dijo algo: “El local que ahora ocupa oficialmente, lo compró hacía dos años más o menos”. Sobre esta compra la gente diría lo compró gracias a su labor y dedicación, gota a gota; otros quizá, como Lalo Valera, dirían es gracias al programa El Canillita, que no deja en paz a las autoridades y a la minería, y si los deja en paz, es a cambio de auspicios, de publicidad, etc.
De lo que verdaderamente estoy convencido es que la gente los quiere -al canillita o señor Bonifacio, enormemente, y de forma disimulada, al fantasmita- en todo el mercado, de forma distinta, pero segura; todos se expresan bien de ambos, aunque el interés de la investigación en este momento recaiga solo en el primero. A cualquier vendedor que se pregunte por  el Canillita, sobre la concepción que tiene de él, responde de forma positiva. Por los puestos de carnes, parte baja de Contamana: “Es bueno, brinda ayuda, hace caridad a través del canal o la radio cuando alguien pasa por una necesidad. Fíjese la otra vez ayudó a un joven que se accidentó”.  Por Jequetepeque y Equique, los negociantes de fruta afirman de forma fervorosa: “Es un defensor de los pobres”, “es el mejor periodista”, “reclama su derecho, y hace acciones sociales”. Incluso María Angélica Rodríguez, una anciana vendedora de papa quien me dio su nombre sin que yo se lo haya pedido, afirmó tajante: “el canillita es una persona honrada y honesta”.
Para aquella última opinión ya es medio día, recuerdo la hora de inicio del programa El Canillita. Cuando llego al canal o medio, solo veo la camioneta negra estacionada enfrente, a orillas de la calle, mientras el edifico esconde tras su puerta al conductor del programa y a sus guarda espaldas. No me acerco porque su programa está a punto de comenzar, no me daría ni un minuto de tiempo, además, en mi memoria aparece la cara redonda coronada de cabellos enrulados del fantasmita, es seguro que le pondría sobre aviso. Solo me queda esperar.
Camino entre los puestos del mercado y busco el restaurant más digno, pero mientras camino escucho encenderse en bulliciosa sintonía el programa El Canillita. “El programa más polémico de la televisión cajamarquina”, se oye en la radio. Luego, sentado en una mesa del restaurant, donde concurren en su mayoría comerciantes, pongo atención por una hora al programa de El Canillita, al igual que los demás comensales. El hombre chinchano aparece enfocado en plano medio, con el micrófono cruzándole por el mentón, se excusa de estar un poco mareado por los sueros, comentario que entre la gente del restaurant tiene una trascendencia profundada, todos dicen algo. “Ha tenido un pre infarto, por esos los días pasados no ha hecho su programa”, escucho. 
Ciertamente el tipo llama la atención, tiene muchas llamadas en directo, y el tema es algo que ha tenido un impacto social en todo el país: “El proyecto minero de Conga”. El programa es de opinión, opinión de la gente, poca información, y críticas hacia la minería. “Halo buenas tardes  madre, diga su opinión”, sabe motivar. “Primero que nada, felicitarle por su programa y su valentía, a la minera hay que votarle, un día hay que  subir con los ronderos a Yanacocha y votarlos”. Así trascurre el programa y apenas hace la despedida y el saludo a sus seguidores radio televidentes, y yo corro hacia el edifico alto de dos pisos.  
Pero llego sin fortuna. Marco Bonifacio no me da oportunidad, y su guarda espaldas, no me permiten ni acercarme. Escapan en la camioneta negra. Me acerco a los hombres que han salido a la puerta. Hago preguntas, recibo respuestas y recuerdo la cara de la mesera del restaurant.
Menos de un minuto despues, la mesera en el restaurant me recibe burlona: “Haber joven, qué le dijo”. Solo muevo la cabeza, recibo el vuelto que quedó pendiente, y al mirar la televisión observo la tanda publicitaria sobre la municipalidad, la misma que se emitía con terquedad durante los cortes comerciales de su programa; recuerdo también algunas fuentes de información, uno de ellos un auspiciador suyo, también recuerdo  a Lalo Valera, dueño y conductor del canal Mega Visión, y sobre su programa donde mostraba facturas y boletas sobre el tema de publicidad y auspicios que captaba el programa de la competencia, de  Marco Bonifacio. Me pone contento recordar que poseo el número de celular del Señor Valera, y la entrevista que en pocos días tendré con él. Me voy tranquilo, sabiendo por otro lado, que la entrevista con Marco Bonifacio solo se ha postergado.   
Por: quiroz Salazar Hernando

TRADICIONES DEL CUY

Es una mañana fría, el viento corre de manera suave, haciendo sonar las hojas de los árboles, el ambiente esta vacío, todas las casas cerradas, los perros ladran, los gallos cantan, anunciando la llegada de la mañana. La señora Clara sale de su casa y se dirige  hacia el lavadero, comienza a trenzar sus largos cabellos con una pequeña peinilla, pone sobre su cabeza un sombrero grande color crema y se dirige hacia la cocina; en ella hay una mesa grande, una ventana grande y debajo de ella, una cocina hecha de adobes puestos uno sobre otro, y encima de ellos, unos fierros ubicados de forma vertical y horizontal. Al lado de la cocina hay una pequeña, pero larga mesa, sobre la cual reposan jarras y ollas de barro negreadas por el humo de la cocina. En el piso vemos pequeños cuyes corriendo por todo el espacio.
Doña Clara se sienta en una pequeña banquita, comienza a mirar a cada uno de los cuyes que están corriendo, hasta que agarra uno del cuello, lo alza y lo ve con detenimiento; al lado de ella hay un tazón grande y en el piso un cuchillo muy afilado; doña Clara coge el cuchillo, pone al cuy sobre su pierda, cogiéndole la cabeza, alza la mano y comienza o cortarle el cuello , en ese momento se oye a los demás cuyes gritar. Doña Clara pone al cuy sobre el tazón, mientras espera que se desangre, coge otro cuy de la cabeza y le corta el cuello, lo pone sobre el tazón , coloca dos ollas grande una de ellas con bastante agua y la otra con poco agua sobre el fuego, mientras espera que hierba el agua de las ollas se pone a pelar papas y las corta por la mitad, al hervir el agua hechas las papas en la olla que tiene la mitad del agua, mientras en la otra olla mete a uno de los cuyes y lo saca de manera rápida, se sienta y comienza a sacarle los pelos, del cuy sale mucho vapor, doña Clara sopla mientras pela al cuy, lo vuelve a meter y sigue pelándolo, termina con el primero y empieza con el segundo cuy, cuando termina con los dos se sienta y les empieza a abrirle el cuerpo haciendo una cortada vertical, le saca todos los órganos y solo deja los hígados y el corazón los limpia echándoles abúndate agua y los deja sobre un plato. Doña Clara se pone pieza y pone sobre la cocina un perol con gran cantidad de aceite y deja que se caliente, mientras baja hacia el piso la olla donde hervían las papas. El aceite esta caliente, doña clara parte el cuy en cuatro partes y las hecha al perol, después de un minuto lo mueve y le da la vuelta con un delgado palo de eucalipto.
Son aproximadamente las doce, entonces se oye varias voces cada vez mas cerca un señor con un pequeño hijo; que estaba vestido muy elegantemente; son los primero en entrar y sentarse en la mesa, luego llegan dos mujeres mayores, doña Clara empieza a servir el almuerzo, coge un plato de plástico celeste un poco hondo y sirve las papas y una parte del cuy a cada uno de sus invitados que volvían de la iglesia y en el medio de la mesa pone un plato pequeño con ají de color naranja, todos brindar con chicha de jora y brindan por el ayjado.
DORIS PÉREZ VILLAVICENCIO
e-mail: roxana_1207@hotmail.com

CALLES, MOTORES Y CAOS

Un gran problema en la ciudad de Cajamarca, también son las vías, calles, y pasajes, que por decirlo de alguna manera, están mal construidas, algunas no están terminadas, otras son demasiado pequeñas y esto origina caos tanto vehicular como caos para los transeúntes.
La ciudad se ha convertido en el segundo parque automotriz del Perú, en un censo hecho en el 2010, se pudo sacar un informe en el cual indicaba que en Cajamarca existen actualmente más de 20000 vehículos, y que por cada persona hay 4 vehículos. Esto es obviamente un desastre para una ciudad en vías de desarrollo, una ciudad que aun no cuenta con calles y vías adecuadas para el tránsito de tantos carros.
Cajamarca cuenta actualmente con calles, pasajes, una que otra pequeña vía, por ende no es suficiente para abastecer a tantos vehículos que circulan día a día por la ciudad. Otro problema que unido con el de las calles pequeñas, es el de los centros de esparcimiento de la ciudad, estos están mal ubicados y al tener calles tan pequeñas, el caos vehicular que se origina por estos problemas es de magnitudes catastróficas, un gran ejemplo lo podemos ver en el mercado más concurrido de la ciudad, el “mercado central”, un mercado popular al cual acuden todos los días de la semana de cada mes, de cada año, todos los pobladores de nuestra bellísima Cajamarca. Si las calles de la ciudad fueran más amplias, extensas, terminadas por completo, con señalización y sus respectivos semáforos, el caos que se origina diariamente, bajaría en un 70 por ciento, y esto sería de mucha ayuda para las personas que acuden a este mercado, evitando así accidentes, muertes, etc.  
Otro gran problema son también las calles no terminadas, las que se encuentran en proceso de construcción y que por cierto demoran meses y meses en terminar de construirlas, esto también origina caos vehicular y molestias a los transeúntes, puesto que si en una calle no terminada el caos originado es fatal, las personas no pueden cruzar calles, tomar sus medios de transporte ya sea publico o propio, en conjunto todo esto origina malestar a toda la sociedad, y también a los turistas que llegan a nuestra hermosa ciudad con ganas de distraerse, despejarse del tumulto de la capital, pero por el contrario se encuentran con una ciudad que explota cada día más y nadie sabe cómo parar esto.  
“Los cajamarquinos queremos tener una ciudad bella, hermosa y limpia, todo es posible si ayudamos a dar soluciones al problema del caos

CULQUI ALFARO, julio

jueves, 17 de noviembre de 2011

a pata hacia magdalena

Cuatro


Cajamarca 15, Noviembre del 20011
   Siendo las 10:00p.m. Vecinos y comerciantes de Chontapaccha, se reúnen frente a las oficinas del serenazgo, en la calle de Chanchamayo, para dar inicio al operativo que se realiza cada mes.
   El recorrido consiste en la vía de evitamiento sur, el objetivo: intervenir (desmantelar) un nigh club, que se encuentra cerca de dos hoteles y cuatro pollerías. Dicho lugar atrae a “personas de mal vivir”, y como las rondas velan la integridad de los ciudadanos, los ronderos se unen para fortalecer dicho operativo.
   Hay dos cosas que se debe tomar en cuenta, primero: llevar vinza, segundo: mantenerse en el anonimato.
   Son ya las 10:45 p.m. , hay 30 ronderos en la lista. Se comienza la faena. Los ronderos tienen ponchos, casacas gruesas, las mujeres tienen chales, usan sombreros, gorros, y pasamontañas, usan chalinas gruesas, tratan de ser irreconocibles. Cada compañero rondero lleva su vinza, ojo, no se puede tratar a un rondero por su nombre, compañero nada más. Uno que otro lleva palos de escobillón, correas, látigos, sogas, lo que sirva como vinza está bien.
   Después de caminar cinco cuadras, el presidente se dirige a sus compañeros, forma un círculo y les informa cómo deben actuar en el operativo. Dos compañeros entran como clientes, piden cervezas y en el momento indicado abren el portón y los demás entran, lo que pase después se decidirá en ese instante.
   Los dos compañeros ya han entrado, pero después de media hora ninguna señal de ellos. Entonces se decide enviar dos más. Después de 20 m. nada. ¿y ahora?, entonces la impaciencia invade a los compañeros, y arremeten en contra del night club, el portón de metal enrollable está muy seguro, y la puerta principal de madera está aún más segura.  
   Un vecino en sandalias y con bivirí, abre la puerta de su casa eh invita  a pasar a los ronderos, pues tiene una pared que es aledaña al night, los ronderos se avienta sobre el techo del night, corren por las instalaciones del lugar, y no encuentran nada, el local está vacio. No hay nada, sólo las luces del lugar prendidas. La puerta está con llave, la rompen y muestran su desconcierto a los demás compañeros.
   Después de unos instantes llega el patrullero. Después de ser informados dan parte a la sede central. Los compañeros están impacientes. Los policías se ponen en marcha para buscarlos e investigar el local.
   Son ya las 3:00 a.m.  Nadie quiere ir a dormir, todos esperan alguna respuesta, de regreso en la base de la ronda, necesitan saber que fue de los compañeros. El presidente trata de calmarlos, pero es tanta la angustia y el desconcierto que el nerviosismo invade a los compañeros.
   Siendo las 3:38 a.m., un policía se acerca al presidente y anuncia que han encontrado a los cuatro compañeros cerca  a La Cruz Blanca, han estado atados, con los ojos vendados, han sido golpeados por los dueños del local. Quien ahora se han dado a la fuga. El night club según las inspecciones era ilegal, y ya había tenido varias denuncias. Los compañeros se encuentran en el hospital regional, y se procura que les den en alta, a más tardar en 72h.
   Los compañeros muestran su solidaridad, y se abre una comisión para las 7a.m., recoger víveres en el mercado y hacerlos llegar a los compañeros en el hospital.  


Michael Santa Cruz Sacsachin

"Quechua una lengua a punto de extinguirse"

miércoles, 16 de noviembre de 2011

LAS RONDAS CAMPESINAS Y LA DELINCUENCIA EN CAJAMARCA



Muchas veces la forma en que actúan estos grupos de personas no son los más adecuados para poder erradicar la violencia en la ciudad de Cajamarca; sin embargo, ha tomado mucha fuerza y tienen el respaldo necesario para poder actuar frente a la delincuencia.

Las rondas campesinas (grupos de personas), que se encuentran en la ciudad de Cajamarca y seguramente en otras ciudades, están siendo las más eficaces, asta hoy frente a la delincuencia. Siendo solo un grupo de personas, conformada por padres de familia y vecinos de una sola cuadra a más, son a quienes más acuden las personas afectadas por robos o estafas, para que puedan solucionar los problemas ocasionados por los delincuentes.  

Ciertamente hay que rescatar que estos grupos de personas quienes trabajan en el acto después de una denuncia, logran atrapar a los delincuentes y con ello las cosas robadas y por ello castigan fuertemente a los responsables.

Todas las personas afectadas y los vecinos se reúnen para poder dar el castigo a los ladrones, muchas veces los hacen pasear con carteles colgados desde su pecho, declarándose como ladrones, también los desnudan y son azotados.La señora María Cruz de Moreno (47), de la Urb, Santa Rosa; “comenta que la gran ventaja que las rondas campesinas tienen frente a diversos problemas, es que estos grupos no esperan la aprobación de la policía para poder actuar, se reúnen rápidamente con el agraviado, toman los datos necesarios  y actúan al instante”.

Las Ronda Campesinas han buscado un lugar en la ley, quieren ser reconocidas como un miembro más de  la autoridad policial, por ello han hecho marchas, reclamos y han buscado mucho apoyo del pueblo.

Personalmente, siendo un espectador más de estos grupos, los cuales a veces actúan sin saber bien las razones de un robo; en momentos no es la mejor forma de como deberían actuar.

Pienso que un gran error de estas rondas campesinas, es el actuar muy apresuradamente y de una forma agresiva; no escuchan razones, no entienden los porque de los hechos. Claro esta, que muchas personas han sido afectadas por las rondas campesinas sin haber sido los causantes de un robo o haber estafado a otra persona. Nadie entiende razones de este acto en momentos de equivocación.
Wiliam Omar Alaya Dioses
Email: billy_0117@hotmail.com

DESORDEN GENERAL EN EL INTERIOR DEL MERCADO CENTRAL

CAJAMARCA.- Desorden excesivo en el interior del mercado trae muchas consecuencias.

María Sandoval (44), comerciante y propietaria de una tienda de abarrotes, esta harta de el desorden descomunal, que ve todos los días en el mercado central de Cajamarca. “comenzamos la semana mi esposo y yo, con pensamientos negativos sobre lo que el desorden de las personas traerá esta ves. Teniendo en cuenta robos, peleas y otros motivos por lo que estamos precavidos ahora”. Por su parte, María señaló, que aprendió a estar preparada ante estos problemas y seguir con su trabajo.
Dentro de este desorden en el interior del mercado central, existen problemas como: robos, peleas, basura en los pasadizos, suciedad en distintos lugares, servicios higiénicos en mal funcionamiento, etc.  Esta molestia se incrementa debido al aumento de la población, al poco espacio de todo el mercado central y por la falta de mantenimiento por parte de la Municipalidad.
“Para mí, el desorden esta, en que el espacio de el mercado ahora es muy pequeña, para una población que esta en expansión, los puestos quedan muy chicos, y los pasadizos son muy angostos para la gran cantidad de personas que vienen todos los días.” Explicó Aurelio Acuña, propietario actual de un puesto de jugería. Sin embargo, la gente no hace públicas las quejas, por el motivo de que no las tomen en cuenta, ya que esta, no sería la primera ves que lo hacen, finalizó.
Dicho problema, de desorden general, impacta especialmente a personas mayores, que dentro de la gran masa de gente, unas ves víctima, no pueden reaccionar rápido, a fatales problemas  actuales que están en el interior.

Joe Cieza

Diversión y variedad

Casi como el mercado central el desorden hace casi imposible  caminar sin chocarse con alguna persona que también va apurada por ver todo lo que nos muestra la feria, miles de cosas a primera vista están que llaman la atención a la vista que se distrae con algunas cosas que parecen ser novedosas, bueno por la noche solo están algunos puestos abiertos, otros totalmente cerrados por un platico azul, los algodones de azúcar, juegos mecánicos y muchas manzanas confitadas por comprar, la feria por por todos los santos espera.


Después de pasar por un puesto de salchipapas y una calle de doble carril, en la intersección de Sucre y la Paz se empieza a ver algunos puestos edificados con plásticos azules, la calle ya no los es por unos días un girón, esta disfrazada con todos los comerciantes y gente que va y viene por allí, donde queda Bolognesi y la Paz, las manzanas confitadas ahumándose con por los anticuchos que están a un par de metros, los dulces caseros alumbrados por una fluorescente blanco, es oportunidad de comprar solo se los puede probar un par de veces al año, y la feria de todos los Santos es una de estas oportunidades, el pequeño cruce se ha trasformado como en un pequeño ovalo, también se venden edredones con imágenes llamativas de flores y animales, dvd´s que son infaltables en toda esquina, empieza una gran cantidad de stands con ropa que tiene estampados con los artistas de moda, después de un día trabajando los vendedores solo están comiendo en su taperts y viendo una que otra serie en sus televisores a blanco y negro muy pequeños con radio incorporada, parejas que se cogen por la cintura van y vienen y algunos niños se quedan mirando un puesto donde venden una gran variedad de peluches bamba, se nota en los gestos que hacen los woodys y los buzz lightgears, a lado una vitrina donde están para escoger,  algunos anillos y pulseras para regalar con frases muy curiosas de amor y amistad. La cantidad de gente empieza a disminuir, casi nadie se lo ve comprando solo pasan como para ir a su hogar.

 Una esquina más, humeando los huevitos de codorniz son pelados a mano ´´limpia´´, por una señora que los ofrece en una pequeña bolsita a un nuevo sol, a la mano derecha por donde sigue el camino un grupo de personas están estancadas mirando un videoclip de reggaetón y al instante es cambiado por una película de buce lee que la adelanta para verificar que no está rayada, unos cuantos puestos más allá las zapatillas que se ofertan tienen un gran parecido con las marcas conocidas, pero por el precio uno se da cuenta tal vez que no le durarán mucho, más y más puestos de ropa pero todos con sus vendedores al parecer mirándose entre sí, la gente ya no compra nada, solo pasa, pregunta y se va, después de pasar por la sección de pantalones algunos calzones y algo de calzados, llega el lugar donde si hay gente, pero ya  están terminando sus platos de pollo a la plancha, al pasar las ensaladas sobre una mesa y el pollo bañado con la sazón aun sin cocinar,  son la carta de presentación, los restaurantes improvisados, es uno de los lugares donde la gente más se reúne para estas fechas, un gran televisor con videos de conciertos de cumbia del momento los acompaña, mientras los incita más a tomar por el amor perdido. Pero mientras ellos en familia devoran el plato que se oferta, el olor a canchita y churros con nombres animados, ´´ Doña florinda, ´´ Churros kiko’’, desde ese momento las manzanas confitadas empiezan a aparecer más seguido, además de los algodones de azúcar de color rosa y verde muy bajito, colgados en filas alrededor de un cordón, los niños y las parejas compran para entretenerse un rato al igual que con las manzanas confitadas bañadas con algunas  grajeas, mientras uno va comiendo y saboreando se  escucha como la gente se ríe y divierte a lo grande metiendo goles en las pequeñas mesas de fulbito, el sonido del fierro al chocar con la mesa casi se escucha a un par de cuadras, cada uno escoge sus equipos y se imagina que las personitas de madera son sus ídolos futbolistas peruanos y extranjeros, al parecer también tienen muchos espectadores como lo partidos de verdad, jr. Reyna farge, la calle está cubierta por techos de tripley que cuidan de la lluvia a las mesas de fulbito que por estas fechas son más que necesarias. Algunos juegos muy parecidos al que se ve en casinos donde se apuesta millones también entretienen pero no a empresarios ni gente platuda, sino a un par de jóvenes y en otro un par de niños que esperan que su moneda de diez céntimos caiga dentro de un recuadro para ganar la cantidad que allí dice, y tampoco hay elegancia solo está a lado de una acequia con una luz fluorescente que hace ver los premios, casi a media calle una escopeta esta lista con dardos a que apuntes y le des al peluche u objeto que deseas.

Sin luz para la noche, los trampolines solo tiene un par de niños saltando, mientras sus padres esperan con zapatos en mano que termine su tiempo, en otras oportunidades se veía hasta ruedas de chicago, pero esta vez solo un par de sube y bajas y un gusanito que esta estático, un gran juego hecho de solo platico en el que los niños suben como una cima y se botan como en parapente lo están empezando a desinflar, a solo un metro más allá ya se nota por fin la calle sin ningún disfraz, tiene ese color naranja por los focos, algunos autos estacionados, y gente que aunque sea por un momento entra a la Feria, otros entran a sus casas, durante el día se ve una gran alegría, de algunas familias que van, algunas después de visitar a sus familiares muertos, que se encuentran un par de cuadras arriba en el cementerio, pero en la noche todo esa alegría se acaba, aun asi es raro no ver entre tanta gente señoras o jóvenes bien vestidos, solo gente con algo que ponerse y bien peinados y aseados con cañas entre sus brazos,  compran cosas que tienen precio especial solo por tratarse de estas fechas.



Por: Danton Zafra Quiliche